¿Nunca os ha pasado que habéis conocido a esa persona que os hace sentir diferentes de los demás, que podéis confiar en esa persona, que hace que todo sea un juego y no pares de reír? Bien, pues yo he conocido a dos, y es la mayor y difícil duda que me crea en estos instantes. Es tan fácil como elegir, pero sé que con cada uno viviré experiencias diferentes, por sus caracteres, por sus maneras de vivir, por sus distintos puntos de vista y por muchas más diferencias (a parte de físicas) me crea dudas de saber qué hacer, hacia dónde ir.
Son caminos distintos, izquierda y derecha, y sé que elija el que elija me creará la duda de: "¿y que hubiera pasado si...?", la pregunta que todo ser humano se hace a cerca de si lo que eligió fue lo correcto. Y yo, yo quiero hacer lo correcto, solo yo sé lo que me conviene y lo que no, pero es que esto es diferente. Uno de los caminos tiene más baches que el otro, pero siempre nos gustó lo difícil, lo complicado, ¿no? Pero a lo mejor necesito un poco de calma en mi vida, y elegir lo fácil y sencillo por primera vez.
Es cuestión de pensar, dejarse llevar y seguir los consejos. Escuchar a los alrededores de cada uno de ellos y sacar mi conclusión. Pero yo no quiero algo bonito y perfecto. Porque en toda relación hay parte buena y mala, pero siempre verdadera, sino, ¿de qué nos serviría la mentira?
Al engaño es a lo que no quiero llegar en esta duda, no quiero engañar ni a uno, ni a otro. Sin embargo, es lo que siento que estoy haciendo, y este sentimiento de culpabilidad es lo que me hace sentir así de mal.
Lo peor es que hablo de elegir yo, cuando no sé la decisión de los otros. A lo mejor hay otras, a lo mejor ellos ya han elegido y yo ni siquiera estaba entre sus opciones, incluso puede que me lleve el palo yo y me quede peor de lo que estoy.
Hay reflexiones, que no deberían hacerse, otras que ni siquiera imaginarse, y otras planteárselas mejor de lo que se imagina uno. Y mi reflexión es, que si conoces a una persona con la que estás bien y a gusto, no tengas el placer de conocer a una segunda que te haga sentir igual, porque no hay mayor infidelidad que la del mero pensamiento.
Son caminos distintos, izquierda y derecha, y sé que elija el que elija me creará la duda de: "¿y que hubiera pasado si...?", la pregunta que todo ser humano se hace a cerca de si lo que eligió fue lo correcto. Y yo, yo quiero hacer lo correcto, solo yo sé lo que me conviene y lo que no, pero es que esto es diferente. Uno de los caminos tiene más baches que el otro, pero siempre nos gustó lo difícil, lo complicado, ¿no? Pero a lo mejor necesito un poco de calma en mi vida, y elegir lo fácil y sencillo por primera vez.
Es cuestión de pensar, dejarse llevar y seguir los consejos. Escuchar a los alrededores de cada uno de ellos y sacar mi conclusión. Pero yo no quiero algo bonito y perfecto. Porque en toda relación hay parte buena y mala, pero siempre verdadera, sino, ¿de qué nos serviría la mentira?
Al engaño es a lo que no quiero llegar en esta duda, no quiero engañar ni a uno, ni a otro. Sin embargo, es lo que siento que estoy haciendo, y este sentimiento de culpabilidad es lo que me hace sentir así de mal.
Lo peor es que hablo de elegir yo, cuando no sé la decisión de los otros. A lo mejor hay otras, a lo mejor ellos ya han elegido y yo ni siquiera estaba entre sus opciones, incluso puede que me lleve el palo yo y me quede peor de lo que estoy.
Hay reflexiones, que no deberían hacerse, otras que ni siquiera imaginarse, y otras planteárselas mejor de lo que se imagina uno. Y mi reflexión es, que si conoces a una persona con la que estás bien y a gusto, no tengas el placer de conocer a una segunda que te haga sentir igual, porque no hay mayor infidelidad que la del mero pensamiento.
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