Ir al contenido principal

Entradas

Mostrando entradas de octubre, 2015

Lo que queda de mí, de lo que un día fui

Hay momentos en la vida que no sabes qué decir o cómo actuar, si seguir o parar, si reír o llorar, si decir o callar... Y yo, yo he decidido parar y callar, y reír y llorar cuando convenga, cuando vea que no puedo o no aguanto más o cuando esté rebosante de felicidad. Porque dejé de recibir lo que doy hace mucho tiempo, y eso me acabó anulando como ser social que soy, oprimiendo muchos de los sentimientos que tenía y, que hoy en día, pienso que puedo tener aunque quiera. ¿Lo peor de todo? Que nadie sabe cómo me siento en realidad ante tal situación y nadie se preocupa en saberlo. Y es ahí donde me pregunto si de verdad le importaré a alguien, porque poca es la confianza cuando no puedes contar ni lo que te ocurre. Siento pena al decir que ni conmigo misma me siento a gusto como para poder estar a gusto con alguien que no sepa comprenderme y darme su confianza como yo lo hago con todos. Porque siento que soy demasiado empática y siento lo que otros, y, cuando quiero sentir yo, confundo

A veces, los detalles más simples...

A veces los detalles más simples son los que consiguen cambiarnos el día. Como salir de casa sin rumbo fijo y caminar entre la multitud, absortos en nuestros pensamientos, observando y abrazando lo que nos hace diferentes. En muchas de esas ocasiones, encontramos algo que ni siquiera estábamos buscando. Como puede ser una nueva amistad o un nuevo amor. Esa persona que te crea una plena confianza tanto en ti misma como en él. Esa persona que te enseña su punto de vista y te hace cambiar el tuyo, en el que te olvidas tu racionalidad sobre los actos y dejas fluir la impulsividad, te nace el instinto de querer saber más y no dejar de hablar con esa persona y solo pides que no se vaya, que no se aleje, que no se canse, porque de verdad te hace falta y sus caricias, sus besos, sus gracias; simplemente con él a ti te basta. Y eso me sucede a mi, y me aterra este sentimiento que de mi nace, porque de verdad que no quiero hacer daño, y no sé si arriesgarme y pegarme la hostia de mi vida o retir