Ir al contenido principal

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele...

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente. Donde poder sentirse bien con uno mismo, sin importancia alguna de la opinión de los demás. 

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, podríamos ver más allá de nuestras ilusiones y, con un poco de suerte (y también de fe), conseguir aquello que más deseamos. Disfrutar de cada momento de nuestra vida y de cada detalle que va marcando la diferencia, de que todavía es posible ser feliz, dejando atrás todo el dolor que una vez pudimos o nos hicieron sentir.
A veces, es muy difícil olvidar, pues ya es bastante grande la coraza para olvidarlo todo y poder ser feliz. Y solo aparentas ser feliz para los demás. Para que no te pregunten qué te pasa, si estás bien, por qué cosas has pasado que hacen que te duela tanto. Y es que es tan complicado explicar algunas cosas. No estás preparado para afrontar que te echen en cara las actuaciones y actitudes que tuviste en cada cosa que sufriste. Nadie puede llegar a entender por lo que has pasado. Simplemente, intenta entenderlo.

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, seríamos capaces de dejar de lado esas comparaciones tan odiosas que nos hacemos y hacemos a los demás. Que solo sirven para hacer daño. Alejarnos más de ser felices y protegiéndonos más en las desgracias ajenas.

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, sería una frase que no creo que esté del todo bien dicha, o quizás expresada. Pues prefiero pensar que si nos acercáramos más a todo aquello que nos hiciera feliz, iríamos olvidando todo por lo que pasamos y, simplemente, andando con pies de plomo.

XX

Bel.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Vivir o arrepentirse

Hoy vengo con una pequeña reflexión a cerca de la típica frase que siempre nos dicen o que nosotros mismos decimos y creo que nos equivocamos con: "Nunca hagas nada de lo que te puedas arrepentir". Siguiendo esto, no deberíamos hacer nada en la vida. Estar sentado en el sofá o en la cama. O quizás tumbado. Mirando un punto fijo, con las manos entrelazadas. O mejor, no hagas eso tampoco, a ver si te vas a arrepentir de no estar mirando otra cosa. Tonterías que tiene la gente. Prefiero hacer mil cosas y arrepentirme de un millón. Porque, ¿qué es la vida sin las equivocaciones? No existirían esas anécdotas que cuando suceden nos morimos de la vergüenza, pero con los años nos acabamos riendo a más que carcajadas. No estarían esos sentimientos de culpabilidad por haber o haber podido hacer daño a alguien. No expresaríamos enfado de poder haber elegido lo contrario a lo que sucedió. No tendríamos emociones,  ni sentimientos. No seríamos personas. Equivocarse no debe ir acompa

Vida: brillante o apagada

Hoy, no hace mucho, estuve pensando qué rápido pasa el tiempo, y cómo cambiamos algunos. Sí, me incluyo, porque me doy cuenta que el cambio es indispensable en la vida de cualquier ser vivo. No hay más que compararse (aunque sean odiosas las comparaciones), no hay más que ver que no podemos pretender ser como una vez fuimos. Hay muchas situaciones vividas que nos hacen cambiar. Nunca se sabe si para bien o para mal. Y personas, personas que nos hacen ver el mundo desde el otro lado del catalejo, para que podamos observar que hay múltiples estrellas en el cielo y que por mucho que brille una de ellas no debemos dejar de observar las que se están apagando, las que un día fueron tan luminosas hasta que decidieron apagar su luz porque se vieron solas en un espacio tan inmenso. Y verse solo ante cualquier situación es motivo de apagar tu propia luz, de encerrar tu seguridad, de disminur tu estima, de vivir del olvido... Hasta que llega alguien, que te hace ver que no tienes por qué tirar la