Ir al contenido principal

Las matemáticas de la vida

Hoy, no hace mucho, estuve pensando qué rápido pasa el tiempo y cómo cambiamos algunos. Sí, me incluyo. Tengo la sensación de haber cambiado cada vez que echo la vista atrás y veo que, aunque no quisiera, las circunstancias lo requerían. Aunque me viera sola en muchas ocasiones, fue la mejor decisión. Y no porque me dejaran sola, antes que ocurriera, prefería alejarme yo. Porque es que hay gente que no necesita dejarte, pues te divide incluso cuando está contigo. Y siempre es mejor marcharse antes de romperse. Aunque duela irse, quedarse duele todavía más.


Y lo peor de todo es irse después de haber sido un juguete con el que jugaron y después rompieron. Uno no siempre se da cuenta de qué es lo que está haciendo hasta que se ve reflejado en el charco, manchado de barro hasta las cejas. Porque si me paro a pensar, parece que no siempre haya tenido suerte en esta vida, o quizás soy yo, que prefiero hacerme víctima. Pero me he dado cuenta de que hace tiempo que dejé de distinguir aquello que es verdadero y que es falso. Manejaron mi mente como les vino en gana. Sin darme cuenta, despacio y lento. Hasta destruirme psicológicamente. Hasta dejar de confiar en mis alrededores y procurar andar con pies de plomo antes de que me la vuelvan a jugar.

Porque nadie sabe mi historia. Porque nadie sabe lo que he vivido, pueden saber lo que les cuenten. Porque me doy cuenta de los pequeños detalles y no siempre son buenos. Porque nadie sabe qué me hizo ser fría, porque aseguro que con gusto no lo sería. Pero parece que desde hace poco todo suma, que he elegido a aquellos que no quiero que me resten la vida como en un videojuego, que prefiero que me multipliquen por los divisores de los momentos buenos vividos con cada uno y no dividan los malos. Las matemáticas de la vida. ¿Quién diría que son importantes en el día a día? Conocer el algoritmo para poder hallar la "X" de mi vida. Ir despejando elemento que lo único que hacen es dificultar la solución. Lo único y peor que puede pasar es que de pronto un día y sin previo aviso me multipliquen por cero y tenga que volver a empezar.

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele...

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente. Donde poder sentirse bien con uno mismo, sin importancia alguna de la opinión de los demás.  Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, podríamos ver más allá de nuestras ilusiones y, con un poco de suerte (y también de fe), conseguir aquello que más deseamos. Disfrutar de cada momento de nuestra vida y de cada detalle que va marcando la diferencia, de que todavía es posible ser feliz, dejando atrás todo el dolor que una vez pudimos o nos hicieron sentir. A veces, es muy difícil olvidar, pues ya es bastante grande la coraza para olvidarlo todo y poder ser feliz. Y solo aparentas ser feliz para los demás. Para que no te pregunten qué te pasa, si estás bien, por qué cosas has pasado que hacen que te duela tanto. Y es que es tan complicado explicar algunas cosas. No estás preparado para afrontar que te echen en cara las actuaciones y actitudes que tuviste en cada cosa que su

Vida: brillante o apagada

Hoy, no hace mucho, estuve pensando qué rápido pasa el tiempo, y cómo cambiamos algunos. Sí, me incluyo, porque me doy cuenta que el cambio es indispensable en la vida de cualquier ser vivo. No hay más que compararse (aunque sean odiosas las comparaciones), no hay más que ver que no podemos pretender ser como una vez fuimos. Hay muchas situaciones vividas que nos hacen cambiar. Nunca se sabe si para bien o para mal. Y personas, personas que nos hacen ver el mundo desde el otro lado del catalejo, para que podamos observar que hay múltiples estrellas en el cielo y que por mucho que brille una de ellas no debemos dejar de observar las que se están apagando, las que un día fueron tan luminosas hasta que decidieron apagar su luz porque se vieron solas en un espacio tan inmenso. Y verse solo ante cualquier situación es motivo de apagar tu propia luz, de encerrar tu seguridad, de disminur tu estima, de vivir del olvido... Hasta que llega alguien, que te hace ver que no tienes por qué tirar la

Ahora que te vas...

No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. Aprovechar en días lo que me hubiera gustado disfrutar de ti en años... ¿Por qué eres así? Tan tuyo, tan de ti y de nadie más. No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. Porque te vuelves a ir. Y como otras veces, regresarás con arena de otras playas. ¿Por qué siempre vuelves? Si ya has visto el mar reflejado en otros ojos. Si ya has olido el verano en otra piel. Si ya has saboreado el agua salada en otros labios. Si yo no tengo nada que hacer contra todo eso. Entiendo que hay otros paraísos por descubrir... No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. ¿Por qué te vas? Tenías que aprovechar ahora para decirme parte de lo que sientes o, quizás, solo sientas eso, una mera posesión. Querer. Quieres algo que pudiste tener y lo dejaste ir. Vete tú a saber por qué. No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. ¿Por qué ahora? ¿Por qué te has esperado a saber que te ibas? Si ya me lo dijiste hace tiempo, si ya tuviste los huevos de decírmel