Ir al contenido principal

Vida penitenciaria

Haz que no parezca amor. Que es lo que se lleva ahora. Tú dices libre y yo digo cobarde. Cobarde todo aquel que no es capaz de comprometerse con el instante. Cobarde todo aquel que no esté presente cuando el otro está desnudo y vulnerable. Cobarde todo aquel que puso un límite desde el principio. "Yo es que no quiero nada serio", como si no fuera lo suficientemente serio estar dentro físicamente de otro ser humano. "Yo es que no creo en las etiquetas", como si ponerle nombre a las cosas fuera algo malo. "Yo es que busco pasar el rato", como si la vida fuera para siempre.

Hay algo tan neurótico en nuestra manera actual de relacionarse, tan irrespetuoso con la vida, tan impaciente. Y queremos más: más picante, más gorda, más grandes, más altos, más guapas, más fuertes, más delgadas. Nos aburrimos porque no nos soportamos a nosotros mismos. Porque no queremos que nadie nos conozca. Porque es más sencillo empezar de nuevo cada dos años vendiendo nuestra mejor cara. Porque es muchos más sencillo follar que limpiar lo follado. Porque tenemos miedo a que en el fondo seamos un auténtico fraude. A que cuando el otro arañe un poco vea que no hay nada más. Nada serio.

Y aquí seguimos rascando, cambiando cromos repetidos, poniéndonos ropa interior cara para que otros se limpien los pies al entrar. Haciendo del amor una servidumbre de paso. ¿No sientes a veces que vales más que todo eso que haces? Que eres un jodido milagro. Con tus ojos que todavía pueden ver. Con tus pies moviéndose para llevarte al lugar que quieras. Con tu boca capaz de dar las gracias. Con tu piel ocupando una plaza en el mundo. ¿No sientes a veces que te mereces más que lo poco que te hacen? Dos besos mal pegados. Tres minutos entre las piernas. Cinco embestidas. Y un WhatsApp: "no me agobies".

Lo más triste es que esta sociedad nuestra ha conseguido invertir los papeles. Ahora si dices que sientes algo, estás loco. Es muy pronto. Muy arriesgado. Poco inteligente. Dime tú, cómo lo haces para no sentir algo cuando lo haces. ¿Cómo se finge la vida? Cómo se hace para que nunca parezca amor y que simplemente parezca un accidente. Parece que dejarse llevar sea algo ilegal. Vivir en una celda por la etiqueta de loco que te ha puesto la sociedad. Como si abrirse a otra persona no fuera suficiente condena. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele...

Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, tendríamos un sitio para volver a ser alguien diferente. Donde poder sentirse bien con uno mismo, sin importancia alguna de la opinión de los demás.  Si dejáramos de lado todo aquello que nos duele, podríamos ver más allá de nuestras ilusiones y, con un poco de suerte (y también de fe), conseguir aquello que más deseamos. Disfrutar de cada momento de nuestra vida y de cada detalle que va marcando la diferencia, de que todavía es posible ser feliz, dejando atrás todo el dolor que una vez pudimos o nos hicieron sentir. A veces, es muy difícil olvidar, pues ya es bastante grande la coraza para olvidarlo todo y poder ser feliz. Y solo aparentas ser feliz para los demás. Para que no te pregunten qué te pasa, si estás bien, por qué cosas has pasado que hacen que te duela tanto. Y es que es tan complicado explicar algunas cosas. No estás preparado para afrontar que te echen en cara las actuaciones y actitudes que tuviste en cada cosa que su

Vida: brillante o apagada

Hoy, no hace mucho, estuve pensando qué rápido pasa el tiempo, y cómo cambiamos algunos. Sí, me incluyo, porque me doy cuenta que el cambio es indispensable en la vida de cualquier ser vivo. No hay más que compararse (aunque sean odiosas las comparaciones), no hay más que ver que no podemos pretender ser como una vez fuimos. Hay muchas situaciones vividas que nos hacen cambiar. Nunca se sabe si para bien o para mal. Y personas, personas que nos hacen ver el mundo desde el otro lado del catalejo, para que podamos observar que hay múltiples estrellas en el cielo y que por mucho que brille una de ellas no debemos dejar de observar las que se están apagando, las que un día fueron tan luminosas hasta que decidieron apagar su luz porque se vieron solas en un espacio tan inmenso. Y verse solo ante cualquier situación es motivo de apagar tu propia luz, de encerrar tu seguridad, de disminur tu estima, de vivir del olvido... Hasta que llega alguien, que te hace ver que no tienes por qué tirar la

Ahora que te vas...

No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. Aprovechar en días lo que me hubiera gustado disfrutar de ti en años... ¿Por qué eres así? Tan tuyo, tan de ti y de nadie más. No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. Porque te vuelves a ir. Y como otras veces, regresarás con arena de otras playas. ¿Por qué siempre vuelves? Si ya has visto el mar reflejado en otros ojos. Si ya has olido el verano en otra piel. Si ya has saboreado el agua salada en otros labios. Si yo no tengo nada que hacer contra todo eso. Entiendo que hay otros paraísos por descubrir... No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. ¿Por qué te vas? Tenías que aprovechar ahora para decirme parte de lo que sientes o, quizás, solo sientas eso, una mera posesión. Querer. Quieres algo que pudiste tener y lo dejaste ir. Vete tú a saber por qué. No me puedes hacer esto, no ahora que te vas. ¿Por qué ahora? ¿Por qué te has esperado a saber que te ibas? Si ya me lo dijiste hace tiempo, si ya tuviste los huevos de decírmel