"Déjame decirte que tus dudas son pistolas disparándose solas, mientras tú me cuentas que siempre serás mi antibalas, y que estoy hecha de tus miedos, más que de los míos.
Nunca idealicé tanta paz abrazando un pecho tan turbio, porque yo tenía el agua al cuello y tú eras mi salvavidas.
Si yo cumplí objetivos, llegando a ser la mejor geógrafa en lo que a tu cuerpo respecta, y podría afirmar que ni en mil camas cabrían todos nuestros sueños.
Aún así mi pecho insistía, tú nunca serías mi primera ni mi segunda opción, tú siempre serías la única.
No te voy a mentir, pensarte abrazando otras inseguridades me daba realmente vértigo, y até mis manos a tu indiferencia, como queriendo dejarme llevar.
Me sentía por una vez obligada a verte crecer, para no fallarme a mí, al fin y al cabo tú eras todo lo que odié en el resto pero dado la vuelta.
Cuando tú no estabas yo era la viva imagen de aquel que vive preso de la abstinencia, y si yo alguna vez di el portazo, fue porque nunca quise cerrarme ninguna puerta.
Le lloraba a los lunes, porque consiguieron asemejar a él el resto de los días, y te lloraba a ti, porque realmente nunca supiste verlo.
Recuerdo cómo cerrabas el pestillo, recuerdo tus manos y mis manos, como si el tiempo hubiese dejado de correr para darnos ventaja.
Si yo siempre te creí más a ti que a mi, aún siendo consciente de que mi mentira se basaba única y exclusivamente en cómo me rozabas."
Nunca idealicé tanta paz abrazando un pecho tan turbio, porque yo tenía el agua al cuello y tú eras mi salvavidas.
Si yo cumplí objetivos, llegando a ser la mejor geógrafa en lo que a tu cuerpo respecta, y podría afirmar que ni en mil camas cabrían todos nuestros sueños.
Aún así mi pecho insistía, tú nunca serías mi primera ni mi segunda opción, tú siempre serías la única.
No te voy a mentir, pensarte abrazando otras inseguridades me daba realmente vértigo, y até mis manos a tu indiferencia, como queriendo dejarme llevar.
Me sentía por una vez obligada a verte crecer, para no fallarme a mí, al fin y al cabo tú eras todo lo que odié en el resto pero dado la vuelta.
Cuando tú no estabas yo era la viva imagen de aquel que vive preso de la abstinencia, y si yo alguna vez di el portazo, fue porque nunca quise cerrarme ninguna puerta.
Le lloraba a los lunes, porque consiguieron asemejar a él el resto de los días, y te lloraba a ti, porque realmente nunca supiste verlo.
Recuerdo cómo cerrabas el pestillo, recuerdo tus manos y mis manos, como si el tiempo hubiese dejado de correr para darnos ventaja.
Si yo siempre te creí más a ti que a mi, aún siendo consciente de que mi mentira se basaba única y exclusivamente en cómo me rozabas."
Comentarios
Publicar un comentario